Apropiación de las normas ortográficas y gramaticales en los trabajadores causa empoderamiento, autosuficiencia y desarrolla procesos de innovación.
Algunas personas escriben como hablan: mal. No utilizan pausas, acuden frecuentemente a expresiones coloquiales y responden con monosílabos como "sí", "no", "mmm". Replican la simpleza de su lenguaje en cada documento, carta o mensaje que emiten. Ese lenguaje tan vago puede ser normal si se habla entre amigos mediante aplicaciones como Whatsapp o Skype, pues finalmente se está en confianza y esto bien puede ser una extensión de la informalidad en la comunicación oral.
No obstante, la informalidad para comunicarse con los públicos de una organización es un grave error. ¿Por qué? Porque los clientes asocian la precariedad de ese lenguaje con los productos y servicios ofrecidos por la organización. Imaginen a un asesor de ventas que escribe un correo electrónico así:
"BUENOS DIAS señor martino cortes adjunto la cotizacion que me pediste la entrego hasta ahora porque hubieron problemas".
Ese mensaje está muy mal redactado. Lo correcto debió ser: "Buenos días, señor Martín Cortés. Adjunto la cotización que nos solicitó. Solo hasta hoy pudimos hacerla efectiva porque hubo algunos inconvenientes con la plataforma. Gracias."
¿Sí notan la diferencia? En el primer ejemplo se escribió un mensaje sin tildes, mayúsculas, ni signos de puntuación. Esto dio una muy mala presentación. De seguro ese cliente ni siquiera se tomará la molestia de leer el archivo adjunto. ¡Y una venta se ha perdido! Así ocurre en muchas organizaciones. No tienen en cuenta los momentos de verdad.
Los talleres de ortografía y redacción para empresas funcionan siempre y cuando se solucionen las dudas educativas estructurales. Para ello, los capacitadores deben hacer una evaluación, previo al inicio del curso de redacción a fin de identificar las fortalezas y debilidades gramaticales, ortgráficas y discursivas de cada estudiante.
Usualmente cuando las empresas contratan para realizar cursos de ortografía se interesan en que sus trabajadores aprendan la etiqueta del correo electrónico así como la estructura del texto. Y eso es un error gravísimo, pues para ajustar un contenido es necesario pensar desde la integralidad del lenguaje. De ahí que los cursos de ortografía y redacción para empresas que Redacción Corporativa ofrece en un setenta por ciento se basan en la apropiación de las principales reglas ortográficas y gramaticales.
Empero, ¿cuál es la funcionalidad que tiene la apropiación de las normas ortográficas y gramaticales en los trabajadores de una organización? Autonomía y empoderamiento, esa es la ventaja de tener empleados con una excelente comunicación escrita y oral. Cuando ellos están capacitados y están seguros de lo que escriben suelen tener más naturalidad con la información que le emiten a sus clientes lo cual promueve la innovación. Esto, en términos prácticos, significa: mensajes fluidos, precisos, cordiales y escritos en un tiempo corto. De seguro, usted no tendrá que corregirle las cartas y correos electrónicos a su asistente ni a su equipo comercial.
Departamentos de bienestar y la gestión del conocimiento
Aún es común ver a las oficinas de bienestar laboral haciendo jueguitos para que sus trabajadores se desestresen en horarios laborales, o realizar actividades lúdicas para la integración de la comunidad. Eso no está mal, pero debe existir un giro total que dé una mirada a la gestión del conocimiento en la organización y lo introducza como una acción diaria, alejada de las capacitaciones, y lo mezcle con el juego. Es posible capacitar mediante el juego y promover el correcto uso del lenguaje a través de campañas de comunicación. Eso sí, debe existir una segmentación de públicos internos para que cada persona aprenda de acuerdo a sus ritmos y basada en las necesidades de su día a día laboral.
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